¡Hemos encontrado al Señor!

Cuando se ha tenido un encuentro real con Jesús, cuando El ha tocado la vida y nos hemos dejado encontrar, es necesario convertirnos en MISIONEROS, en testigos que sean capaces de un servicio generoso hasta dar la vida, de llevar por el mundo el mensaje de Jesús, de convertirse en signo de su amor a la humanidad y de anunciar a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención”.

Esperamos que podamos ser testigos de Aquel que hemos encontrado y que nos hará vivir.

Nos toca a nosotros acoger este desafío. Poner nuestros talentos

y nuestro ardor juvenil al SERVICIO del anuncio de la Buena Noticia. Ser los amigos entusiastas de Jesús que lo presentan a todos aquellos que anhelan consciente o inconscientemente verlo, sobre todo a los más alejados de Él.

Los apóstoles Felipe y Andrés llevaron a aquellos “griegos” a Jesús:

Dios se sirve de la amistad humana para llevar los corazones

a la fuente del Amor.